viernes, agosto 19, 2005

Reflexiones

Juan Carlos Murillo Sánchez


La identidad de un pueblo se erige sobre la plataforma que constituye el patrimonio cultural y se une indiscutiblemente a la memoria histórica de ese pueblo. Esa unión, más los referentes históricos con que cuenta la población, generan conceptos fundamentales en la ciudadanía como el de sentido de pertenencia, que interactúan además con su propia cultura y ayudan a comprender mejor a una sociedad pluralista.

La construcción de la memoria colectiva y el desarrollo del sentido de pertenencia de ese pueblo, se debe dar mediante una gestión cultural que desde lo público no solo trabaje para los ciudadanos sino que además debe trabajar con los ciudadanos.

Es entonces cuando a la gestión cultural pública le corresponde activar a la comunidad en procura de una apropiación de los bienes que le pertenecen y sobre todo encaminada hacia una verdadera democratización de la cultura.

Para una comunidad, el olvido de sus referentes, ya sean involuntarios o provocados, generan amnesia colectiva y los convierte en susceptibles a ser manipulados por los centros de poder locales o externos, distorsionando la realidad cultural acorde a sus intereses y conveniencias.

Es por ello, que se hace imprescindible salvar nuestro patrimonio cultural, en aras de descubrir para unos y redescubrir para otros los soportes de nuestra memoria histórica e identidad. Pero también se hace necesario la participación y el compromiso de cada uno de nosotros en la construcción de tan importantes bienes culturales, con la certeza de que trascenderán el plano individual.

No en vano la comunidad internacional, posterior a las dos guerras mundiales tan devastadores, han tomado conciencia de proteger los bienes patrimoniales y ambientales dada la importancia que tienen para la humanidad, a partir de las convenciones de 1954 y 1999.

En nuestro caso, es urgente que los regidores belemitas dicten las políticas culturales públicas necesarias y que la administración las ejecute a la mayor brevedad, en aras de proteger los bienes patrimoniales tangibles e intangibles, en procura de recuperar y preservar la memoria histórica, la identidad local y muy especialmente el orgullo de ser belemitas.

Sin lugar a dudas, si somos conscientes de la diversidad artístico cultural y de nuestra herencia, Belén tendrá en su patrimonio cultural, el constructor de un desarrollo sostenible.

La cultura no tiene dueño

U na aspirante a la alcaldía municipal haciendo eco de la aseveración de que la “Cultura no tiene dueño”, frase muy utilizada por miembros ...