El fallecimiento de un amigo duele y máxime cuando se da en circunstancias no esperadas. En un día triste para el deporte nacional y belemita, se nos ha ido Juan De la Rosa. Tenía mucho que dar aún a su amado cantón y al país en general.
Lo conocí en aquellos años gloriosos del deporte belemita, él como integrante de la delegación de natación en los Juegos Deportivos Nacionales y yo en el Comité de Deportes de la época.
En un artículo publicado en el 2007, en reconocimiento de todas aquellas personas que han hecho grande a Belén, señalaba los siguiente: “Grandes hombres y mujeres a lo largo de los años, han moldeado con sus hechos a esta comunidad y con su trabajo tesonero y desinteresado se han constituido en referentes para otras generaciones”[i].
Y es que precisamente eso fue Juan de la Rosa para el cantón de Belén. Convirtió en pasión su amada natación por el resto de su vida, para convertirse en un reconocido “Forjador de campeones” nacional e internacionalmente y contribuyendo de esta manera a fortalecer los valores comunes, la identidad del “ser belemita” y la memoria histórica.
Ayer la familia belemita se aposto a la vera del camino con lágrimas en los ojos para darle el reconocimiento póstumo, a sabiendas que merecías mucho más, no obstante, la pandemia nos robó esa oportunidad de poder despedirnos, brindarle el abrazo sincero a tú familia y acompañarte hasta tú última morada.
En su lugar afloraron múltiples recuerdos y comentarios de familias y alumnos de aquella gloriosa época y de las actuales generaciones y se engalanaron las redes sociales con el surgimiento de fotografías guardadas por décadas y nos hicieron volver la mirada al pasado y recrearnos de esas páginas de oro del deporte belemita y esos momentos inolvidables que vivieron nuestras familias.
No nos queda más que desearle buen viaje y un hasta pronto, porque en algún momento de nuestras vidas, nos volveremos a encontrar y juntos rememorar esos maravillosos momentos que nos han transmitido el orgullo de “ser belemitas”.
